En dieciocho años dedicados al sector de la electricidad, no recordamos unos meses con tanto movimiento normativo como el que estamos viviendo desde el verano de 2020. Tanto para distribuidores como para comercializadores, y ya que nos toca muy de cerca, para los desarrolladores de software... un buen puñado de retos a superar en tiempo record.

Primero fueron las adaptaciones para incorporar nuevos procesos en la operativa, como los desistimientos, los traspasos a las COR, las bajas a iniciativa del distribuidor o todas las modificaciones en los procesos ya existentes. Posteriomente, los eternos aplazamientos en la entrada en vigor de las nuevas tarifas, que recordemos, pasaron de una primera fecha en noviembre de 2020, para pasar a abril de 2021 y finalmente ser efectiva dos meses después. Antes de que las nuevas tarifas llevaran un mes en vigor, se publicó un nuevo real decreto en el que se aplicaba un IVA reducido al 10% a aquellos suministros con potencia contratada hasta 10 kW y siempre que la media del precio de la electricidad en el mercado diario del mes anterior superase los 45 €. A finales de agosto, nuevos cambios relacionados con la transparencia en la factura. A mediados de septiembre, a golpe de un nuevo real decreto, modificaciones en los cargos y reducción en el porcentaje aplicable del impuesto eléctrico al 0,5%. A finales de octubre, modificaciones relacionadas con los suministros vulnerables.

Desde el punto de vista del consumidor, al menos en los casos de los domésticos y la pequeña empresa, pueden ser cambios ventajosos: menos cargos e impuestos aplicados sobre la factura. Desde el punto de vista de los que nos dedicamos a que esa factura se genere correctamente y llegue al cliente final en condiciones, este año se ha convertido en un reto detrás de otro. Y más que por los desarrollos a acometer, que pueden ser más o menos complejos según el caso, por dos razones adicionales: por un lado la celeridad con la que ha habido que adaptar los sistemas, en algunos casos de un día para el siguiente, y por otro la falta de un criterio claro en la interpretación de los cambios definidos en los BOEs.

Y no parece que en el corto plazo ésto haya terminado. Veremos lo que nos espera los próximos meses si la evolución del precio de la electricidad sigue por los mismos derroteros. Así que, por lo que ha venido y por lo que pueda venir, rompemos una lanza en favor de todas las empresas que nos dedicamos a ésto. Como siempre, ahí estaremos, dando el servicio que nuestros clientes requieren y listas para superar más retos, que es lo que nos gusta y para lo que nos metimos en este negocio.